Olía a jazmín fresco.
Sabía a tarta de queso.
Todos los tejidos resbalaban en su piel.
Cansada de intentarlo
lució su desnudez.
Caminaba por el asfalto
y su cabellera se iba deshaciendo
nítida.
Algunas veces añora su perfume.
Su voz recuerda ahora
las cuerdas de un contrabajo
abandonado.
Tiene miedo.
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