9.1.05

Olía a jazmín fresco.
Sabía a tarta de queso.
Todos los tejidos resbalaban en su piel.
Cansada de intentarlo
lució su desnudez.
Caminaba por el asfalto
y su cabellera se iba deshaciendo
nítida.

Algunas veces añora su perfume.

Su voz recuerda ahora
las cuerdas de un contrabajo
abandonado.

Tiene miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario