24.5.05

I
Miraban unas flores blancas.
Yo recordé cuando la vida olía así.

II
a veces se regresa tan a gusto que parece que los pies fueran hacia atrás...

III
Un Haiku es esa cosa pequeñita que pica?

IV
Te envuelvo un beso, como merienda de viaje, para que lleves un poco de mi sabor y me comas poco a poco en la distancia.

V
Te vas, yéndote sin remedio ni circunstancia.
En lugar de mirar atrás cierras la compuerta del estremecimiento.
Yo...quiero vivir.

19.5.05

A partir de hoy ya son 34 los años que llevo sin morirme.

Y si me preguntas que veo, te diré que no noto gran diferencia entre sentarme a tomar un batido o un gintonic, pero siempre, siempre todo cambia con la compañía.

A los que están
a los que estuvieron
a los que estarán

gracias por la dicha y la desdicha, por este hacerme mujer tan de golpe y seguir siendo tan pequeña, se pierde tersura, no se pierde esperanza...ojalá los 80 me pillen con la misma fe, más una mano que me alise las arrugas.

Debo reconocerlo, tengo un pequeño ataque de solitud...

10.5.05

Teníamos un cuerpo tan inmenso que se nos quedaban cortos los brazos para adentrarnos en el otro, éramos tan felices que las babas inundaban los comedores de las casas respetables y los hombres se empeñaban en cegarse para evitar que las retinas se les desprendan con tanta caricia. Éramos la víspera y la noche antigua, aniquilamos a las luciérnagas y entre el bullicio estábamos silencio contra silencio musicalizando nuestro perfume. Ya no hay despertar, ya los oídos se han tapado y en los rostros una mueca desplaza a los viandantes y se transforma en relato triste. Yo supe que estabas allí, tu sabías que la espera acababa cuando respiraste mi suspiro y una mirada verde invadió la sala, el negro suelo tembló y así fue…el cuento que acaba empezando y derrite las tinieblas, el por fin, el al fin, el siempre, se despega y ahí vas camino a ese sitio sagrado que te guardará hasta que en mi deseo me virginice al punto de merecer tu brazo, partido por la hoja penetrante de tus fósforos en llama, de mi vida perdida por ti, de nuevo, inundada, denodada, de nada todo inmersa conciente de la mentira feroz que me arrastra una y otra vez a la cama posible invisible irreversible de lo que no puede ser.
Me caminas y siento
Me miras y camino
Láteme y yo sabré decirte las vocales que como en un 127 te volverán rosado vino, esparcido en mis entrañas sedientas de algo que ya ha muerto.