11.11.05

me rechinan los dientes de apretar tu sentimiento.
me escuece la mandíbula de tanto derramarme por ti.
se me queman los puños de enjugar mi cuero cabelludo.

y me conjugo, y me conjugo y no llego siquiera a un decímetro de mi área (reforzada con alambres de púas de mentira).

soy un frunzo ceñido…
y esto no tiene ninguna gracia.

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