amanece
y yo miro a Buenos Aires como desde un periscopio.
noche aún en la distancia
Madrid se arregla y me regala su sonrisa.
mis manos que todavía respiran
ni aquí ni allá
recorren el borde de la taza de café
oliendo y oliendo
el desgastado contorno del aire.
supe primavera.
hoy,
camino hacia el invierno
con el calor de mi abrazo.
ni dolor,
ni muerte,
ni melancolía;
nueva.
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