8.6.07

Quisiera ser la espía de tu silencio y recorrerte invisible con mi boca.
Y dejar que mi pelo se enrede en tu latido quieto e inundarte de necesidad.
Quisiera ser tus manos cuando me acaricio en la penumbra,
que te revuelques en mi llanto cuando llego al placer y al dolor,
y que luego te rindas suave,
imperceptible,
condenándote a mi,
sin fin.

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