Pisando el fango me recreo.
Inmersa en un océano,
demasiado grande para mis fuerzas,
busco la forma de no ahogarme.
Y como un perro,
mordiendo el viento,
me nutro de tu nada.
Y aunque ya me lo tengo dicho,
sigo retrocediendo
a encontrarme con mi gran amiga:
la insensatez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario