30.9.04

Un ronroneo helado sopla a mi cuello el mensaje naranja que me niego a descifrar. Me doy la vuelta, lío un cigarro y entre zarzamoras comienzo a andar mientras tus ojos clavados en mi espalda ríen pezuñas de cabra, inalcanzables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario